El gol mas lindo

Desde que las computadoras llegaron al fútbol, se abrió un abanico de posibilidades para aquell@s que poco talento tienen con la pelota en los pies: Si tienes buen estado físico y corres como perro galgo, fácilmente tendrás un puesto como lateral; Si eres alt@, robust@ y con un salto respetable, puedes ser un/a central dign@ de equipo de primera.

Actualmente, los softwares de estadística identifican al/la jugador/a con mayor trayectoria dentro de la cancha, quien tocó más veces el balón y quién tuvo las mayores opciones de gol, entre otras… Cada categoría marca un puntaje del uno al diez, y el promedio de ellos da la nota final para cada jugador. Por lo que, las máquinas de estadística indican al/la entrenador@ cuál fue, “en teoría”, el/la mejor futbolista de cada encuentro.

Ingratamente, con los goles pasa igual. Todos tienen el mismo valor. Si haces uno de rebote con la espalda, tiene el mismo mérito que si maradoneas a medio equipo contrario.

Por ejemplo: El 16 de abril del 2018, se disputó el clásico 183 del fútbol chileno (masculino): Colo-Colo ganó 3 a 1 a Universidad de Chile.

Para la máquina, el gol de Universidad de Chile lo convirtió Mauricio Pinilla. Por el otro lado, Claudio Baeza (1) y Esteban Paredes (2) hicieron que el codo norte del Estadio Nacional de Santiago explotara de algarabía.

Sin embargo, lo que el algoritmo no describió. Es que el segundo gol de Paredes fue una obra de arte. Y según los expertos: Uno de los mejores goles en la historia de los superclásicos.

Jorge Valdivia tomó una pelota suelta en mitad de cancha, vio a Paredes picar por la banda derecha y le lanzó un pase en profundidad. A la altura del área grande, Paredes alcanzó la pelota y tras un suave toque con su pie derecho, hizo que las piernas de Rafael Vaz se enredaran como trenza de corcel. Con 1 segundo de espacio, miró al arquero, abrió su pie izquierdo y clavó la pelota en el ángulo más lejano.

Hasta el camarógrafo que estaba detrás del arco de Johnny Herrera aplaudió tamaña delicadez.

Y eso, no aparece en la estadística del partido.

A pesar de que, el estadio casi explotó con el tanto del “7” colocolino, para la máquina, los 4 goles tuvieron el mismo valor. Aunque, irónicamente, los 2 primeros fueran de rebote (Pinilla y Paredes).

Por votación popular, Paredes fue elegido el jugador del partido.

Para la máquina: Empate técnico entre Jorge Valdivia y Jaime “Pájaro” Valdés (ambos de Colo Colo).

 

Este es uno de los tantos ejemplos, que prueban que la tecnología nos transformó en seres cuantitativos. Lo que queda para el recuerdo son cifras: La foto con más likes, la canción más reproducida, el/la futbolista con más kilómetros recorridos.

Sin embargo, lo más repetitivo, no es necesariamente lo mejor.

Las cifras nos llevan a competir por suscriptores, visitas, lectores. Y nos aleja de lo cualitativo, de lo imperfecto. De la improvisación, que te puede llevar a convertir el gol más lindo de los superclásicos, pero lamentablemente, para la estadística, es uno más del montón.

 

Continuará….

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