Viajar en el tiempo, ha sido una de las interrogantes que ha delirado al ser humano desde tiempos anteriores a Copérnico.
La intriga de conocer a nuestro yo del mañana, o retroceder unas horas, para salir antes de casa y no toparte con el tráfico, son las causales de esta incógnita aún no resuelta. O tal vez sí, y somos tod@s viajantes temporales, sin descubrirlo aún. No me creo eso de los adelantados a la época, de los New-Wave. Para mi todos ellos son viajantes del futuro, que vienen a sembrar una cuota de presente a su pasado aburrido.
En los 80”, hubo una película que emuló aquel deseo lúdico del hombre para manejar el reloj a diestra y siniestra. El DeLorean fue el elegido para transportar a Marty y a Doc desde una época a otra, pasando de los Supersónicos a los Blues de los 60” en una acelerada.
En las 3 películas de la saga, Marty y Doc deben viajar al pasado para cambiar un eslabón de su presente y evitar así, un problema mayor en el futuro.
A pesar de lo anunciado que puede ser la trama, las aventuras de sus personajes hacen que la película sea interesante y, junto con atraparte, te sacan más de una carcajada.
Siempre soñé con que el Delorean aparecería en mi casa y Marty me invitaría a dar una vuelta por los 60” del Cua-Cua Hormazábal, por los 70” de Allende o en los 80” de los Prisioneros. Así podría conocer un poco más de nuestra historia. Saber, por ejemplo, si mi Abuela vio el mundial del 62”. ¿Habrá tenido tele? No creo, eran muchas bocas que alimentar y poco los billetes debajo de la almohada.
Si pudiera viajar en el tiempo, me gustaría saber, como era vivir en tiempos de la UP. Donde mi país creía que un futuro era mejor, si trabajábamos en conjunto. Me gustaría también, que Marty me llevara a finales de los 70”, y así poder saber, donde están aquellos que dejaron de respirar producto del gatillo de unos cobardes.
Además, como no, le pediría que ajustara un poco el calendario y diéramos una vuelta por los 80”. Para así poder ver a mi madre caminar esperanzada, conmigo en su vientre. Y de pasada, quedarme un ratito para vivir en carne propia, como era salir a protestar. Con el miedo de no volver a casa y dejar por siempre la huella de los que han desaparecido.
Dicen que los sueños se cumplen. Por lo menos el mío sí.
Sin embargo, no fue necesario el DeLorean para volver al pasado a reparar algo. Solo bastó con que levantáramos la voz y entre tod@s pudimos cambiar nuestro futuro.
¡Si, tod@s!, incluso los que votarán por aquella oxidada biblia endemoniada.
Gracias a tod@s, es que ahora podremos cambiar los eslabones del pasado, ilusionar nuestro presente y alegrar nuestro futuro. Un futuro nuestro, el de la mayoría, no el de unos pocos.
Un futuro justo, donde todos probemos de la misma torta. Donde la equidad sea tan natural como respirar, y que el hambre sea solo un mal recuerdo.
Tu y yo, de la mano, elegimos hoy nuestro camino.
El comienzo será empedrado, pero te aseguro que, al llegar al final, jardines de colores alegrarán Chile. Y seremos por fin, la copia feliz del edén.
Afuera se escucha una bocina. No es Marty, es mi amigo Pancho que me espera para ir a votar.
+Apruebo
+Convención Constitucional
+ Apruebo
+ Convención Constitucional