Cuando la muerte se mete en la cabeza, no hay paracetamol que la sane
Tiene un radar para almas cansadas
y jamás descansa
Paradójico es que reviva cada cierto tiempo
Que vuelva
que esté presente
como llamada de exnovia
que creías olvidada
nada evita la llamada
ni el saldo, ni la batería baja
El buzón lleno de cuentas impagas
la mano en el pecho siente un latido que se apaga
las hojas columpiándose al viento
las observan almas solitarias
No es solo compañía
es el te quiero que sale entre dientes
un abrazo que calma los días
las risas abundan, pero pocos hablan del vacío
de las sombras
Vende más la casa nueva
el auto
la revelación de sexo.
Compramos lo gringo sin pensar en la angustia
todo está bien si se comparte en insta
no importa que sean caretas sin lucha
Siempre quise ser diferente
no entendí que la muerte nos une
Ni que la envidia salió impune
cuando quise mirar hacia dentro
Mas la Reina en la mesa reúne
perdones y llantos peleándose el puesto
Soledad no ser como el resto
el dolor me opacó la mirada
mi tono de voz pueblerino
delata calma y la pala
Siempre estaré en la esquina diciendo “que nazca sanita”
No prometo pañales
Sí, oídos optimistas
Van tres paracetamoles (ibuprofeno incluido)
y mi cabeza la sigue pensando
Tal vez son sus besos
tal vez el engaño
Le busqué una amante a la vida
me toca la puerta borracha de noche
Dice que salvará de la rutina
este pecho inmune de amores