El joven campesino llena los bolsillos
a costa de su piel teñida de nogales
Una madre temporera confía sus chiquillos
a la crianza de su abuela, contrario a sus morales
Botella en el refri,
cerrada la vianda
La vuelta a los suyos
la guata apretada
El furgón amarillo, última parada
antes de dormir
la frente encrucijada
La tierra nuestra hermana
El cielo nuestro aval
Sin prueba de vida
el agua secuestrada
Después de la quincena
una tarde junto al mar
Surcar
podar
cosechar
Levantar con tus manos el fruto de la tierra
Prepárate la yegua que vamos a colar
Zapatillas empolvadas
perfume de sudor
Un 14 de febrero pololeando con el sol
El invierno, Belcebú
La esperada primavera
Lo incierto del otoño
Febrero en luna llena
El peso de un fardo, la espalda resuena
el piso de fierro, la bandeja llena
El agua refresca las tres y media
La madre soltera mete collera
El viejo chichero, Maestro con la pala
como Silvio y su guitarra,
el talento con la farra
El diablo y sus premisas
el odio
y la mirada.