«En primavera llueve poco,
poco les importa al Jazmín»
A medias,
Una frase inconclusa que se autodefine.
¿Cuántas cosas dejamos a medio camino?
La ropa sin doblar en el sofá, las cucharas en el fregadero, los te quiero en la garganta.
«¡Nunca terminas lo que empiezas!»
Es la frase que acompaña cualquier intento de abdicar algún propósito. Como si arrepentirse estuviera fuera de norma, fuera de ley, encarnado en lo moral.
Como dijo mi tía canuta:
«¡Ya no existen los matrimonios para siempre! ¡Ya no hay compromiso!»
Obvio tía. Tener hijos dejó de ser una profesión. Y, afortunadamente, el maquillaje dejó de cubrir los moretones.
A medias…
No es que dejemos cosas de lado, simplemente nos interesan menos que la primera vez.
Ser practicante o llevar 5 años en el mismo trabajo, ¿cuál prefieres?
¿El primer beso o el mensaje obligado de buenas noches?
Es preferible hacer las cosas “a medias”, que hacerlas completas, pero con culpa.
Y también, es preferible tirarte el chapuzón, a mojarte las patitas tímidamente en la orilla. Aunque no alcances a nadar al otro lado, ya sabrás como es la corriente.
No se trata de hacer todo o nada, es hacer las cosas a tu ritmo.
Aunque hay metas a las que nunca debemos renunciar:
- Combatir la injusticia
- Terminar una botella de vino
- El “Unplugged” de Alice in Chains
Hacemos las cosas a medias, pero con buen gusto.
