Paso galaneado
semblante delator
Guapos los años
temeroso el amor
A quien fía sus sueños, jamás olvidaría
quién se ríe de ellos, se quema con la espera
Testigos de su risa, pasajeros de un coleto
De sus besos, solo el tiempo lo sabe
Una cita con el mar, y la arena entre los dedos
calma un pasado de filoso aventurar
Morena la piel, seca por el mar
oscuros los ojos, no los que miran
los que muestran sus miedos al pasar
De reojo vigila su espalda
de medio lado mira hacia atrás
Nunca camina lento
un sombrero gris cubre su mirar
Chaqueta larga, lanuda como guardia real
negra, casi como sus ojos
protectora, como el abrazo que no le dieron
Un pequeño eco venido de su zuela anuncia su pronta llegada
El humo de un Derby corriente advierte su presencia
Ronda las calles, como quién camina por su patio
no responde a su nombre si la voz no recuerda
Burdeo el pañuelo
suave el perfume
El semblante cantor se toma la pista
gusta fumar en la caleta
la marea lo sienta como en casa
Tararea tangos por la noche
el silencio de las olas lo acompaña
El pañuelo flamea lento
coquetea con el humo atiborrado
sus ojos que miran no cansan
de gastarse frente a sus caderas
Ni una mujer ha conocido su ira
sus pesares riman más con abandono
Domingos esperando en el umbral
el abrazo no correspondido
la tercera patita desaparece
con el último suspiro de la noche
el humo del último cigarro viaja por la espalda
de unos ojos que no oponen resistencia
en la plaza juega damas
los caballos pasaron al olvido
desde que su sangre no llama a la puerta
la reina estará divorciada
La espalda toca la pared un poco después que las caderas
la guapura de sus años denota pericia
El tiempo… testigo privilegiado
Su pañuelo se revuelca con el aire
luego cae
temeroso
entre
las
sombras.